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11 junio 2006

JOSÉ TOLA
"Los hombres que no bajaron al infierno"

Los hombres que no bajaron al infierno se titula la muestra que presenta el artista en la Galería Lucía de la Puente. Abarca su producción artística de los últimos dos años. Pinturas de gran formato, dípticos y un tríptico compartirán la sala principal junto a una serie de 26 pinturas de menor tamaño donde veremos personajes alucinados llenos de color y fuerza interactuando entre sí. La serie comienza con una pintura rosa y termina con un lienzo negro haciendo las veces de “paréntesis” o contención de la misma. “Esta serie fue pintada día tras día de trabajo obsesivo y continuo en una estadía entre dos cielos que se pareció más a un infierno que a ninguna otra cosa”, dice Tola que no recuerda haber pintado ninguna otra serie, en caravana, como estos veintiséis cuadros.

Su vocación de investigación se hace evidente en dos interesantes pinturas con temas específicos que se diferencian claramente del resto. “Vinieron a mí en forma de imágenes escolares. Son atrofiadamente didácticos. Los calqué de mis recuerdos. No se si tienen mucho que ver con lo que hago pero, para mí, valen como parte del proceso de introspección”.
A lo largo de cuarenta años, José Tola ha mantenido una fidelidad y coherencia en el ejercicio de su oficio que resulta tan ejemplar como sorprendente. Más aún por tratarse de una búsqueda en la que no ha admitido concesiones y que lo ha llevado a entregarse a la pintura con una devoción excluyente. En ese sentido, su itinerario revela a un artista que no ha escatimado esfuerzos por transformar su pasión en una obra de una intensidad perturbadora, cuyos efectos persisten en el espectador incluso mucho después de haberla confrontado.

En sus últimas obras se percibe una vuelta hacia adentro. El artista privilegia una indagación en su interioridad en la que el color irradia una visión menos radical, en todo caso menos lacerante y desgarradora. Si antes dominaba en su quehacer plástico una pulsión no exenta de cierta fascinación por el horror, ahora impera una actitud algo más sosegada. Las composiciones ya no son tan abigarradas, se observa una menor acumulación de imágenes y por tanto las figuras resultan más claras e identificables. Obviamente, persiste la concepción de una realidad dislocada, pero su convulsión se canaliza a través de un cromatismo vibrante y plácido a la vez, lujoso y sensual, como si el artista hubiera optado por exaltar la belleza para combatir el dolor.

Guillermo Niño de Guzmán
www.gluciadelapuente.com/
DEL 10 DE MAYO AL 10 DE JUNIO DEL 2006
LUCÍA DE LA PUENTE. Galería de Arte. Paseo Sanz Peña 206. Barranco

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